Desactivadas las bombas de Sam Groth, Roger Federer está en octavos de final de Wimbledon. El australiano, dueño del saque más rápido de la Era Abierta, conectó 21 aces ante el suizo y firmó el segundo servicio más potente en la historia del torneo, a 236 kilómetros por hora (Taylor Dent lidera la lista con marca de 238). Pero así y todo, el N°2 del mundo se anotó cuatro quiebres en el partido.
"Con solo asegurarse el servicio, un jugador como Sam puede permanecer fácilmente en el partido. Eso es lo que lo hace peligroso, mucho más en pasto. Indudablemente no es un escenario fácil, pero lo que yo debía era justamente estar muy atento en mis propios juegos de saque y eso lo hice muy bien", enmarcó Federer, quien terminó con un notable 90% de puntos ganados con el primer servicio.
"Hoy no tuve siquiera un break point en contra. En la semana en sí, tres partidos y ningún quiebre. Es muy bueno. Algo que no pude hacer en Halle, por ejemplo, donde comencé con algunos problemas. Aquí me siento más sólido", agregó.
En cuanto a la estrategia para enfrentarse a grandes sacadores (ya en segunda le había tocado Sam Querrey), reveló: "Trato de prestar atención a ciertos patrones. Dónde saca generalmente, dónde tiene más rédito, dónde no. Qué hace en los primeros servicios, cuánto apuesta en los segundos. En base a eso uno también se la juega a adivinar, muchas veces".
Respecto de su juego en estos primeros tres partidos, se mostró complacido: "La verdad, estoy muy satisfecho. Ha sido una semana muy calurosa, pero por suerte me pude ir abriendo camino sin muchas dificultades o partidos desgastantes".
Ahora lo espera el español Roberto Bautista, un jugador más habituado al polvo de ladrillo, pero que en pasto ya registra un título ATP, el año pasado en 's-Hertogenbosch.
Foto: Getty Images
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