El Open de Australia, que aparecía en el calendario del 18 al 31 de enero de 2021, verá cómo se retrasa tres semanas y las nuevas fechas son del 8 al 21 de febrero. El Gobierno australiano, en concreto el del estado de Victoria, se ha mostrado inflexible y no ha rebajado sus medidas de seguridad por la pandemia una vez ha logrado que Melbourne sea una ciudad libre de contagios.
De hecho, Daniel Andrews, el primer ministro de Victoria, ya avisó la semana pasada del riesgo que suponía para la comunidad la entrada en masa de profesionales llegados de distintos puntos del mundo con diferentes realidades con respecto al COVID-19. Fue entonces cuando el Abierto corrió incluso peligro de celebrarse.
Craig Tiley, máximo dirigente de Tenis Australia, informó a última hora de ayer de los planes del torneo. En un margen de dos semanas se ha pasado de poder entrar el 14 de diciembre, a hacerlo el 8 de enero y ahora finalmente en una ventana que se abrirá exclusivamente para los profesionales de la raqueta entre el 15 y el 17 de enero.
El retraso, según Tiley, es porque el Gobierno quiere establecer sus criterios de entrada a extranjeros antes de que llegue la familia del tenis con unas condiciones excepcionales. Se fletarán vuelos gratuitos desde diferentes partes del mundo ante la escasa oferta de viajes hacia Australia por parte de las compañías aéreas.
Lo más impactante y por lo que los jugadores están alucinando son las medidas con las que tendrán que convivir durante las 14 jornadas de cuarentena: sólo cinco horas libres al día fuera de las habitaciones, un solo acompañante y entrenando siempre con el mismo jugador durante los siete primeros días. A partir del octavo se podrá practicar en grupos de cuatro. Las comidas se realizarán en las dependencias del torneo, en concreto en el Albert Reserve Tennis Centres.
Habrá, además, cinco test durante el periodo de aislamiento: el día de llegada al país, a las 48 horas, a los siete, 10 y 14 días. Tiley lo define como "grandes noticias porque vamos a ser capaces de disputar el Open de Australia a partir del 8 de febrero". Se justifica la fecha tan tardía por el hecho de que un posible contagio por coronavirus no hubiera permitido a los jugadores entrar a jugar en fecha 1 de febrero ni tampoco jugar partidos al salir un día antes de la burbuja. No se habla de la fase previa, aunque sigue la idea de hacerla fuera del país en puntos estratégicos de conexión hacia Australia como Dubái, y se suspende la celebración de la ATP Cup.
A pesar de que habrá una mínima presencia de público local en las gradas del Melbourne Park, la organización ha asegurado que se mantendrá la bolsa prevista en premios y que asciende a 71 millones de dólares australianos (43.564.000 euros). Para ello han tenido que pedir una línea de crédito. Habrá una subida de dinero de un 15 por ciento en la primera ronda del Abierto 'aussie' para ayudar a los jugadores más necesitados. Aumentarán también los premios en la fase previa. Habrá 100 dólares diarios (61 euros) en el pase de los profesionales y sus acompañantes para comida.
Falta ver si la ATP y la WTA están de acuerdo y cómo se reestructura el calendario que afectará no sólo febrero sino también enero, donde podría colocarse algún certamen antes de la minigira por las antípodas. Corren peligro eventos como Córdoba, Buenos Aires, Pune, Montpellier, Rotterdam, San Petersburgo...
Encerrados después de Roland Garros
Australia ha priorizado la seguridad contra el coronavirus estableciendo unas reglas que han tenido que pasar todos sus ciudadanos y también sus tenistas que fueron a jugar la gira americana de agosto y luego la europea y después volvieron a casa.
De hecho, los jugadores locales se vieron obligados a permanecer encerrados 14 días y después de Roland Garros incluso se les facilitó un hotel para realizar la cuarentena al regresar a tierras australianas.
El torneo australiano informó ayer de todas las medidas que iban a adoptar a los agentes de los tenistas, que fueron quienes trasladaron después la información.
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