Si existe una profunda desventaja para los tenistas sudamericanos en comparación con los europeos o los estadounidenses es la escasez de competencia en la región. El desarrollo profesional de los jugadores latinoamericanos es, desde hace muchos años, un problema de dificultosa solución especialmente por la falta de torneos y recursos económicos (y, otras veces, de creatividad por parte de los que toman decisiones). Sin embargo, en los próximos días, se confirmará una noticia de impacto positivo: la creación de un circuito con 36 certámenes (doce Challengers, doce M15 -ex Futures- y doce W15 para las mujeres) y un Masters, a partir de febrero en los países de América del Sur, a excepción de Venezuela. El ideólogo de esta acción es el ex tenista argentino Horacio De la Peña (31° del ranking en 1987), quien logró que la multinacional Unilever se convirtiera en el principal patrocinador y sostén para crear la gira.
"Estás completamente rayado", fue una de las frases que escuchó el Pulga De la Peña, radicado en Chile desde hace 16 años, cuando compartió con su núcleo de confianza la idea que había tenido. Siempre activo, utilizó una buena porción de la cuarentena para realizar charlas y entrevistas por Instagram con ex jugadores sudamericanos de distintas etapas y, al momento de analizar los problemas tenísticos de la región, notó que la mayoría coincidía en un punto: la falta de competencia, sobre todo para el segundo y tercer nivel del tenis profesional. Entusiasmado, le presentó un proyecto a un ejecutivo en Chile de la firma que está involucrada en el tenis de ese país como el patrocinador del ATP 250 de Santiago y por haber auspiciado la visita de Roger Federer y Alexander Zverev en noviembre de 2019. Y, a los pocos días, De la Peña recibió la respuesta que añoraba. La acción regional de Unilever se subirá al proyecto y aportará más de un millón de dólares para financiar la gira que se llamará 'Circuito Dove Men+Care Legión Sudamericana".
Eufórico, De la Peña empezó a contactar a referentes del deporte de las raquetas en América del Sur para crear una sinergia y encaminar la gira, y se encontró con una devolución muy positiva. Se comunicó con la ATP y con la Federación Internacional de Tenis para solicitar apoyo y fechas, y la respuesta también fue favorable. De esta manera, De la Peña le entregará el producto casi cocinado a las asociaciones de cada país, que serán las que definirán en qué clubes se jugarán los torneos (estarán financiados en un altísimo porcentaje).
El 15 de febrero próximo, en Concepción, Chile, se disputará un Challenger organizado por De la Peña con el mismo patrocinador de la gira, aunque no será parte de la misma y actuará como una suerte de extra. Los torneos comenzarán sobre polvo de ladrillo, pero se estudia la posibilidad de organizar certámenes sobre otras superficies. La firma del contrato con Unilever será por dos años, con la intención de prolongarlo en el tiempo. Además, se sumará un acuerdo con la COSAT (Confederación Sudamericana de Tenis) para capacitar a los jugadores dándoles instrucciones sobre doping, apuestas, el manejo con la prensa y la relación con los sponsors.
Se creó un directorio del que participan, además de De la Peña, el paraguayo Camilo Pérez (presidente de la COSAT), el uruguayo Rubén Marturet (vicepresidente de esa entidad), el brasileño Guga Kuerten y su Fundación, dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis como Agustín Calleri (presidente) y Mariano Zabaleta (vicepresidente), Rafael Westrupp (presidente de la Confederación Brasileña de Tenis), el colombiano Santiago Giraldo, el ecuatoriano Nicolás Lapentti, el peruano Luis Horna, el boliviano Hugo Dellien, el uruguayo Pablo Cuevas y la argentina Mercedes Paz (capitana del equipo de la Billie Jean King Cup, ex Fed Cup), entre otros.
El armado del calendario se confeccionará teniendo en cuenta los aspectos geográficos. Por ejemplo, una tanda de torneos se realizará en continuado en la Argentina, Uruguay y Chile. O en Colombia, Ecuador y Perú. O en Brasil, Bolivia y Paraguay. En los Futures, asimismo, se tratará de hacer al menos dos en el mismo lugar en semanas consecutivas para prolongar el cordón sanitario y se mantenga la misma gente. Los primeros certámenes serán sin público, pero después dependerá de los gobiernos locales.
Con esta nueva competencia, los sudamericanos podrán recordar los tiempos en los que la Copa Ericsson sirvió de plataforma de despegue para una valiosa cantidad de jugadores de la región. Aquella gira de Challengers disputada entre 1997 y 2001, compuesta por siete etapas (ciudades), sirvió de impulso para la que más tarde sería la Legión argentina y para destacados extranjeros como Nicolás Massú, Feña González y Lapentti, entre otros. Un formato similar se replicó entre 2004 y 2011, con la Copa Petrobras, que sirvió de ayuda para jugadores como Juan Martín del Potro.
Hoy, la región tiene un puñado de Challengers que se sostiene con esfuerzo, pese a los obstáculos económicos. No hay una gira en continuado con un mismo sponsor que garantice la vida de cada plaza durante todo un año. Pero el proyecto de De la Peña podrá asemejarse a aquellos tiempos, logrando un impulso que necesita la región para tratar de desarrollar jugadores en la alta competencia.
Por: Sebastián Torok / Diario La Nación
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