Nole sigue imparable |
Novak Djokovic seguirá siendo el hombre imbatible, al menos, un día más. El número uno del mundo firmó su vigésima primera victoria de manera consecutiva (no pierde un partido desde la final de Dubái) derrotando a David Ferrer en las semifinales del Masters 1000 de Roma (6-4, 6-4) y disputará mañana su sexta final seguida de la temporada, habiendo ganado las tres últimas.
Ni la tierra batida pudo igualar un poco el encuentro a favor de David Ferrer, pese a que el de Jávea abandona Italia con un gran resultado en la maleta y la sensación de haber dejado todo en la pista. Lo intentó de todas las formas y colores que conoce, pero enfrente se encontró con un individuo iluminado, tocado por una varita que hace de cada golpe un broche imperturbable para su rival. Ya sea por uno milímetros de red o unos centímetros de línea, la bola de Djokovic siempre acaba en el punto de destino perfecto. Es su momento y no hay réplica posible.
Durante el primer set el marcador no se decantó hasta el tercer juego, con el primer break del balcánico, ventaja que aprovechó para remar hasta el descanso sin mayor preocupación que la de conservar su saque, algo muy complicado si al otro lado tienes a David. Pero no hubo manera, por una cosa u otra parecía que el resultado estaba ya escrito, como si para batir a Novak hiciera falta algo más que un milagro. Con la primera manga en el bolsillo, la mitad del trabajo estaba hecho, solo faltaba firmarlo.
Ferrer mantuvo el nivel más alto de competitividad que pudo, pero incluso para él fue insuficiente. El chacal apretó los dientes y superó hasta un pequeño agujero que se originó en la línea de servicio, solventado en el siguiente descanso por los operarios de pista. Con 4-4, el break definitivo anunciaba que el final del partido estaba cerca. Y así fue. Djokovic firmó una nueva celebración ante el público italiano y se aseguró un lugar en la disputa por el título mañana, una corona que tendrá que defender doce meses después.
Ya sin españoles en el cuadro, los suizos pasan a ser el problema más inminente de Djokovic. Wawrinka o Federer serán el rival del serbio en la final de mañana, la sexta que juegue en el Foro Itálico (ha ganado tres y perdido dos). En su mano está el poder sumar un nuevo capítulo de gloria a su compromiso con los Masters 1000, una categoría que domina a las mil maravillas: los últimos cuatro que ha disputado terminaron en su maleta, acumulando 25 triunfos al hilo, racha que se encuentra a solo un empujón de engordar.
Australia, Indian Wells, Miami, Montecarlo, ¿Roma?. Nadie sabe cómo parar a Novak, nadie recuerda cómo lo hizo Federer en Dubái y, mucho menos, Karlovic en Doha. Cada ronda que pasa es más peligroso y cada semana es más de lo mismo. El serbio disfruta de una época dorada que intentará pintar de nuevo en oro en la cita más importante antes de que llegue su gran objetivo, Roland Garros.
Foto: Getty Images
No hay comentarios.:
Publicar un comentario