El británico anda preocupado |
El primer paso de Andy Murray en el Abierto de los Estados Unidos dejó más alarmas que cosas positivas. ¿El porqué? Los calambres que complicaron al escocés desde el tercer set, llevándolo de una sólida ventaja de dos mangas a estar quiebre abajo en el cuarto parcial ante el holandés Robin Haase. El británico terminó imponiéndose por 6-3, 7-6 (6), 1-6 y 7-5, pero tras el juego se mostró realmente preocupado.
"Tenía una buena ventaja y de pronto el cuerpo me falló. Entré en pánico, no sabía qué hacer. Cuando me quebraron en el tercer set pensaba: '¿Guardo energías o trato de terminarlo ahora?'. Todavía no sé bien cómo logré sacarlo adelante", retrató Murray en diálogo con la BBC.
"A veces, cuando pasa en una zona puntual del cuerpo puedes manejarlo, pero cuando empiezas a sentirlo por todos lados no sabes qué te va a agarrar luego. En ese estado, cuando fuerzas un músculo se te acalambra otro -amplió en conferencia-. Fue muy difícil. No es lo peor que me ha pasado en una cancha, pero sí lo peor que me he sentido después de jugar solo una hora y media de partido. Eso es lo que me preocupa".
¿Motivos para haber caído en semejante contratiempo? "No sé qué pasó y a partir de ahí es difícil manejarlo mentalmente. Estos días me entrené muy duro para estar listo y antes del partido me sentí perfecto, así que no diría que se trató de una mala preparación física. No sé si tiene que ver con algo que habré hecho estos últimos días, pero necesito descifrarlo".
Y, como buscando dar con la respuesta, siguió: "A veces los nervios colaboran, pero esta vez me sentía tranquilo. No estaba particularmente cansado ni nada en especial. Simplemente pasó. Aunque el hecho de que haya sido en todo el cuerpo me hace pensar que tal vez tenga que ver con algo que comí o tomé. Voy a ver si hablo con un nutricionista al respecto".
Foto: Getty Images
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