El suizo logró su décimo octavo título de Grand Slam |
Roger Federer se convirtió este domingo en el segundo campeón más longevo de 'Grand Slam' tras derrotar a Rafael Nadal por 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3, en 3 horas y 37 minutos. "Esto me está matando", decía tras caer hace ocho campañas en el mismo escenario y contra el mismo rival. Una derecha ganadora le devolvió a la senda de la victoria y suma su decimoctavo grande, el primer desde Wimbledon 2012.
El español se puso por delante cuando tocaba: rompió el saque de su rival al inicio del quinto set. Federer, que ya no podía más, recurrió a la presencia del médico para atajar el temporal. Los masajes iban dirigidos a su pierna derecha. Desperdició seis pelotas de 'break' o, mejor dicho, las salvó Nadal. Tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió en el séptimo juego. Federer pasó de estar perdido con 3-1 a dominar por 5-3 y saque. La gloria le esperaba.
Los primeros juegos fueron de tanteo, como si se tratara de dos boxeadores. Aunque quedó claro la táctica de cada uno. Nadal cargaba, como siempre, sus golpes sobre el revés de su rival mientras que el suizo evitaba los largos intercambios porque ya no está para ellos.
Cuando podía, subía a cerrar los puntos en la red, pero el español es uno de los mejores pasadores del circuito. A la conclusión del sexto juego, Federer cambió la raqueta para restar. La amenaza fue tan grande para Rafa que acabó por ceder el saque.
El helvético había empezado mejor, sobre todo mucho más agresivo. Su servicio era intocable para Nadal, que ni tan siquiera había llegado a los tres puntos en un mismo juego. Se puso 3-5 en un visto y no visto. Apenas habían pasado 27 minutos de partido.
Era el guión perfecto para el campeón de 17 grandes: adelantarse en el marcador y hacerlo en el menor tiempo posible para no castigar su dañada ingle. Nadal cometía el mismo error que en la semifinal ante Grigor Dimitrov. Estaba cediendo mucho pista y Federer jugaba por delante de la línea blanca, dominando a su antojo y abriendo ángulos para hacer correr a su rival.
Sólo en su primera final de 'Grand Slam' entre ambos, en Roland Garros 2006, el manacorí había ganado después de perder la manga inicial. En sus otras cinco victorias en la lucha por un gran título se había adelantado en el tanteo.
En la continuación, Nadal le puso una marcha más y, por fin, pudo tirar varias veces cambiando los lados para que Federer corriera. Eso puso de los nervios por primera vez al tenista de 35 años, que cedió las dos primeras pelotas de 'break'. Se intuía la rotura y ésta llegó en el segundo juego con un fallo de revés del suizo.
El tempo de la final, hasta ese momento al lado de Roger, pasaba a depender de la raqueta de Rafa. Dio igual que inmediatamente después, el suizo tuviera otras dos bolas para recuperar el servicio. El español ya cansaba a su rival, una de las claves del triunfo. Se puso 4-0. Federer, con el set perdido, soltó el brazo y maquilló el marcador.
Una hora y 16 minutos después era como empezar de cero, como jugar un partido al mejor de tres mangas. La Rod Laver Arena no sabía si decantarse por el romanticismo de Federer o por la pasión de Nadal.
En el inicio del tercer set, después de dominar cómodamente con un 40-0, Roger se vio obligado a levantar tres pelotas de rotura. Falló tres voleas y convirtió tres 'aces'. Él aguantó la presión. No lo hizo el español en el juego siguiente, lo que provocó un rápido 0-3 para el helvético.
A Nadal le faltaba derecha, en especial la paralela para atacar antes de ser atacado. Federer tuvo tres opciones de acelerar hasta el 0-4. Las solventó pero gracias a su revés. Aunque la dinámica había vuelto a cambiar. 1-6 para el suizo, que jugaba a placer.
En la estadística aparecían 39 ganadores por 16 del rival. Pero lo peor es que el balear sólo decantaba a su favor el 66 por ciento de puntos con el primero saque y eso era mucha presión. Roger elevaba esa efectividad al 77 por ciento.
Cuando más contra las cuerdas estaba el balear mejor jugó. Firmó otra vez las tablas y todo se iba a decidir en la manga de desempate, como en la tercera ronda ante Alexander Zverev y en las semifinales ante Dimitrov.
Atendido en la pierna derecha
No había 'tie break' en el quinto set por lo que el partido podía alargarse eternamente. Federer se fue a los vestuarios para ser atendido de la ingle. Ya había tenido que recurrir a ello en la penúltima ronda con Stan Wawrinka. La regla permite tres minutos de tratamiento pero el tenista de Basilea dispone de los que quiere.
El suizo, que ingresa un talón de 2.600.000 euros, acaba con una racha de cinco años sin mover su palmarés de grandes torneos. Llega a los 18 títulos de los majors para un total de 89.
Foto: Getty Images
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