jueves, 27 de noviembre de 2014

DURA CRISIS EN LA INTERNA DEL TENIS ESLOVACO

Klizan disparó contra todos
Tras la dura caída en el repechaje de Copa Davis ante Estados Unidos (0-5), las palabras cruzadas se apoderaron de Eslovaquia. Primero, el secretario general de la Federación, Igor Moszka, cargó contra Lucas Lacko ("Me dio vergüenza su actuación"). Dos semanas atrás, el jugador respondió. Ahora, llegó para echar más nafta en el asunto el N°1 del país y también el más visceral de todos ellos: Martin Klizan.

En una extensa entrevista que publica el periódico eslovaco Sport, Klizan carga contra todos: Moska, la Federación, sus compañeros, el equipo de Copa Davis y, particularmente, el capitán Miroslav Mecir, ex N°4 del mundo y oro olímpico en Seúl 1988.

"Hay miembros del equipo que son cero profesionales. Las series las ven como un viaje. Las esperan para salir un poco de sus rutinas y divertirse. La atmósfera durante esos días es demasiado informal. Y cuando llegan los partidos, nadie se puede concentrar", disparó de entrada el N°34 del mundo.

"El capitán [Mecir] se muestra indiferente ante todo lo que pasa. Pero para salir de esto hace falta alguien con una mano de hierro", remató. Y hasta postuló a Dominik Hrbaty, hoy unido contractualmente a la Federación turca, como su reemplazante. "Hace falta un cambio. Nueva sangre".

Eslovaquia no forma parte del Grupo Mundial desde 2006. Klizan remarcó que en repetidas situaciones sugirió jugar en polvo de ladrillo, la superficie donde mejor se siente (allí ganó Roland Garros Jr.). "Pero Lacko no quiere y Moska no tiene interés en gastar plata para hacerlo".

"No me importa estar solo contra todos. Soy profesional y quiero lo mejor para mi país. Soy una persona muy sincera. Si tengo que decir algo, lo hago de frente. Y lo que digo es lo que siento, por más crítico que suene", enmarcó el jugador. Y puntualizó: "En el circuito, los eslovacos estamos siempre divididos en grupos. No somos como los italianos o los españoles, que se llevan bárbaro entre todos. Nosotros siempre estamos celosos del otro. Ya pasaba con Kucera y Hrbaty...".

Y retomó sus críticas al actual modelo dirigencial, con eje en el "Centro Nacional de Tenis", donde se formó. "A los 15 años me ofrecieron ir a entrenar a una academia en Estados Unidos. Si hubiera aceptado, tal vez ahora mi carrera estaría mejor. Nunca se sabe. Lo cierto es que si eso me pasara hoy, me iría sin dudarlo. En el Centro siento que perdí tiempo. Las instalaciones no son las mejores, no hay suficientes entrenadores. Hay jugadores que se pasan 10 años y siguen haciendo lo mismo. Entiendo las complicaciones financieras, pero en comparación con otros centros de alto rendimiento es apenas semiprofesional".

Ante tanto fuego cruzado, llegó la defensa múltiple de Moska: "Sus opiniones son superficiales y tendenciosas. Primero, debería recordar que Mecir es la figura más importante del deporte eslovaco. La Federación y la mayoría de los jugadores entendió que lo mejor era que continuara al mando del equipo y me alegra que así sea. En segundo lugar, la superficie se decide en acuerdo con los jugadores. Si alguno tiene una idea diferente, la puede plantear con el capitán y él tomará responsabilidad. No hay razones económicas de fondo. En cuanto al Centro Nacional, tiene a muy buenos entrenadores -Karol Kucera, entre otros-, que han logrado grandes resultados. Creo que Klizan está desinformado al respecto".

Precisamente con Kucera, Klizan dio sus primeros grandes pasos en el circuito ATP, alcanzando cuarta ronda en el US Open 2012 y logrando su primer título poco después en San Petersburgo. En 2013, un tobogán autodestructivo. Salió del Top 100, se quedó sin sponsors y rompió con su entrenador. Hoy está de nuevo en la conversación: "Los verdaderos campeones nunca se dan por vencidos".

Este año, su último gran salto se dio en el ATP 500 de Pekín, donde llegó a semifinales tras sorprender a Rafael Nadal. Con una historia particular de fondo: "Últimamente venía rompiendo unas 10 raquetas por año. Pero en 2014 las tuve que cuidar porque me quedé solo con tres. Los nuevos modelos que me dio la marca no los sentía para nada cómodos, así que jugué toda la temporada con una versión de 2009, de la cual solo tenía tres piezas. Una la rompí un día de bronca, otra se fue desgastando. Los últimos torneos jugué con la última que me quedaba, que en el partido con Nadal la golpeé contra el piso y una parte se fracturó. Así que puedo decir que le gané a Rafa con una raqueta rota...".

"Desde mi experiencia, en la cancha se refleja cómo uno es en su vida cotidiana -hilvanó el eslovaco-. Yo no soy y nunca seré un jugador silencioso. Soy una persona un tanto explosiva y me irrito fácilmente".

No es difícil entonces entender su espíritu confrontativo: "Soy muy competitivo y la vida me ha enseñado a creerle a poca gente. Si alguien afirma algo, me pongo a pensar si no será lo contrario. Me cuesta mucho estar inmediatamente de acuerdo con otra persona". Su actual entrenador, Martin Damm, lo gráficó de manera concluyente: "Cuando alguien diga que algo es blanco, Martin insistirá en que es negro".

Foto: Getty Images

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