Semana difícil para suiza |
La posible ausencia de Roger Federer en la final de la Copa Davis que afrontará a partir del viernes Suiza, su equipo, en la visita a Francia, está marcando las concentraciones de las dos selecciones para el choque decisivo en Lille, en arcilla y bajo techo. Su baja en la final de las Finales ATP de Londres, debido a problemas lumbares, ensombreció el ambiente.
En Suiza, la ausencia de su gran figura, actual Nº2 del mundo, provoca cierto pánico, mientras que en Francia se considera como una oportunidad de ganar por 10ª vez la Copa Davis, la primera desde 2001.
El jugador llegó este lunes a Lille, escenario de la final que batirá un récord, el de público presente en un partido de tenis, para lo cual se acondicionó el estadio de la ciudad, con su flamante cubierta.
Federer, el hombre que ostenta el récord de haber ganado 17 Grand Slam, aparece como la principal pieza de Suiza. Su objetivo de ganar el único gran trofeo que le falta puede quedar bloqueado por esos problemas en la espalda.
Sin detalles precisos de la delegación helvética, todo apunta a que el jugador, que acabó muy tarde su encuentro de semifinales de la exCopa Masters contra su compatriota Stan Wawrinka, decidió no disputar la final contra el serbio Novak Djokovic para preservar su espalda.
La duda está ahora en conocer el alcance de la dolencia, porque aunque no sea muy elevado, puede necesitar algo de reposo, lo que acortaría el tiempo de adaptación del suizo al clay, tras haber disputado en superficie dura los dos últimos torneos. Otro problema es que el jugador tenga una lesión de mayor alcance y, entonces, se plantee incluso su participación en la final.
La espalda es el punto débil de Federer, de 33 años, que vio cómo los problemas en esa parte del cuerpo lo llevaron a firmar en 2013 una de sus peores temporadas en años. Pero, cuando todo el mundo le veía en problemas, Federer tuvo en 2014 un año bárbaro, con cinco títulos, dos de ellos en Masters 1.000, Cincinnati y Shanghai, y con la final de Wimbledon, que perdió por poco con Djokovic.
Con esos números, el suizo llegó al final de temporada con opciones de acabar por sexto año en su carrera en el número uno, algo que el gran momento que atraviesa el serbio le impidió. Demasiados objetivos para el final de temporada de un Federer que ahora deshoja la margarita de su participación en la final de la Davis.
Otro punto negro para el conjunto suizo es la posible rivalidad entre Federer y Wawrinka, después de que el segundo tuviera un roce con la esposa del primero, Mirka Vavrinec, a quien acusó de haberse manifestado de forma muy ruidosa cuando sirvió Stan, actual 4º del ranking ATP.
La amistad entre ambos a lo largo de los años estuvo marcada por altibajos y eso puede influir a un equipo que apenas se apoya en ellos dos, sin vueltas. El revuelo en la delegación helvética contrasta con la calma que desprende la francesa, concentrada desde hace una semana, adaptada ya a la arcilla y con el objetivo de dar la sorpresa.
"Sin Federer, Suiza casi no tiene ninguna opción de ganar el trofeo", señala el excapitán francés de Copa Davis, Guy Forget, que levantó la ensaladera en 1991, 1996 y 2001, como capitán.
La ausencia del exrey del circuito o su participación físicamente mermado puede ser, además, un problema para su moral, sabedores que en pleno rendimiento Federer podía aportarle a Suiza dos puntos en los singles.
Jo-Wilfried Tsonga, Richard Gasquet y Gael Monfils, reforzados para el dobles por Julien Benneteau, aparecen más como un equipo unido, como un comando que, bajo la batuta de Arnaud Clement, van por la recuperación de la ensaladera de plata. Y si les suma Gilles Simon, por ahora como quinto hombre, en condición de suplente.
"Nuestro rival no es Federer, es Suiza y para eso nos preparamos. No sabemos si va a jugar, pero eso cambia poco nuestra preparación", indicó el capitán francés sobre el cuarteto rival. Un conjunto suizo que ahora parece menos sólido que hace unos días, con un número uno físicamente devaluado y su número dos moralmente tocado por la derrota del sábado, con cierta polémica interna en Londres.
Foto: Getty Images
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