Equipo británico campeón del mundo |
Objetivo cumplido. Regresó al equipo en medio de un curioso camino en la competencia, ganó los once partidos -entre singles y dobles- que jugó en 2015 y completó un casillero vacío en su carrera. Andy Murray, campeón de la Copa Davis. Y Gran Bretaña, de nuevo en lo más alto tras 79 años de sequía. Así, el escocés se unió a Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal. El "Big Four", con la Ensaladera de Plata entre sus logros.
Y el cierre de Murray fue con un tenis de alto vuelo. Tuvo un inicio brillante para aplacar cualquier sensación de esperanza en su rival, se quedó con una batalla mental en el cierre del segundo set y dejó en claro su jerarquía para sellar el marcador final en sets corridos en poco menos de tres horas de acción. 6-3, 7-5 y 6-3 sobre el local David Goffin, N°16 del mundo.
Murray le plantó presión rápidamente a Goffin. Aun siendo él el dueño de la obligación por ranking, el británico supo moverse mejor en los primeros puntos y tomó el control. Estuvo con punto de quiebre en el primer turno de devolución y consiguió la rotura para el 4-2. En ese momento, un tenis de alto vuelo del británico, con agresividad ante la poca efectividad de belga en primeros servicios. No hubo perdón y la primera manga se fue por 6-3.
Después, un poco de baja de intensidad con los servicios. Murray estuvo al límite primero, pero salió al frente con dos buenos saques, mientras que Goffin sobrevivió tras un game de más de 12 minutos y con dos puntos de quiebre en contra. Desde ahí, paridad total hasta el 5-5, con el británico pasando con jerarquía un difícil décimo juego.
En el momento del cierre, punto de inflexión. Luego de dejar correr una buena chance en el 30-30 (segundo saque y revés a la red), Murray aprovechó una serie de tiros cortos del belga producto de la tensión y firmó su primer quiebre del set con un punto enorme con impactos profundos y ángulos. Y acto seguido, muestra de autoridad. Contra la pared, tras estar 0-30, el escocés se puso al frente con dos saques ganadores y estableció el 7-5 con una tremenda derecha ganadora cruzada en defensa.
Después de un pequeño desliz, dos mensajes de Murray en el tercero. Veloz recuperación del quiebre para alcanzar el 2-2 y, tras salir de un pasaje complicado con su saque, una segunda rotura en el set -en cero- para el 4-3. El británico no dejó escapar su momento: mantuvo su servicio y presionó con la devolución para cerrar el cruce. El match point, de otro planeta. Para verlo una y otra vez. El moño ideal para una historia épica.
El título de Copa Davis, en su poder. Con su hermano como animador del circuito de dobles, con un debutante Kyle Edmund que hace días no ocultó su fascinación y por la magia de Andy. Soportó la presión de una dependencia enorme. La sacó adelante, se potenció desde la presión y volvió a escribir historia, como lo hizo hace un par de años en Wimbledon. Murray, en los libros para la eternidad.
Foto: Davis Cup
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