miércoles, 22 de enero de 2014

AUSTRALIAN OPEN: NUEVO CLÁSICO ENTRE NADAL VS. FEDERER EN SEMIFINALES

El suizo sigue imparable
Roger Federer venció por 6-3, 6-4, 6-7 (6) y 6-3 a Andy Murray y avanzó por undécimo año consecutivo a las semifinales del Abierto de Australia. El suizo volvió a mostrar un gran nivel en Meloburne y fue justo vencedor ante un rival que fue de menos a más, pero que lejos estuvo de la versión que lo llevó a la final en 2013. Ahora, el séptuple campeón de Wimbledon aguarda por Rafael Nadal, que en primer turno de la jornada masculina le dio vuelta un partidazo a Grigor Dimitrov, a quien terminó derrotando por 3-6, 7-6 (3), 7-6 (7) y 6-2.

Federer tuvo un dominio sostenido durante todo el partido y superó a Murray en prácticamente todos los rubros. Fue agresivo, pero también paciente, y no se desesperó cuando las chances desperdiciadas se amontonaban una detrás de la otra entre el tercer y el cuarto capítulo. Acaso ese sea el único punto flaco de la presentación del suizo, que aprovechó apenas 4/17 oportunidades de quiebre y no pudo cerrar la historia en sets corridos. Aunque hasta aquí, el nivel que ha mostrado en toda la semana le permite incluso darse esos lujos.

En los dos primeros sets fue todo de Roger. El suizo combinó 25 tiros ganadores (cinco aces) con una cosecha de 20/28 puntos en la red y solo ocho puntos perdidos con su primer servicio. Además, su cuota de quiebres en ese arranque fue curiosamente perfecta: dos a favor, dos concreciones. Y ninguna en contra.

En el tercero, empezarían a pasar de largo algunas oportunidades. De entrada nomás, Federer tuvo tres instancias para quedarse con el saque de Murray, pero no prevaleció. Sumó una más en el tercer game, pero tampoco pudo. El partido a esa altura ya pasaba por allí, por los juegos de saque del escocés. Roger resolvía los suyos con una enorme solvencia y así la manga progresaba en tablas.

En 4-4, el suizo tuvo su quinto break point del set, el séptimo del partido (Murray seguía en cero). Y, casi por la inercia del momento del partido, el quiebre llegó. El escocés era todo frustración, erraba más de la cuenta y veía cómo el encuentro se le iba de las manos. Pero ese marco extremo fue también el que le dio la libertad necesaria para arriesgar como lo haría de inmediato.

Sirviendo para partido en 5-4, Federer debió lidiar con lo que no le había tocado en más de dos horas de acción: break points en contra. Contra las cuerdas, Murray sacó lo mejor de su tenis y puso en cancha una agresividad tremenda, tan ausente hasta entonces como efectiva en ese pasaje del juego. Así, quebró el escocés y las cosas se fueron a un tiebreak.

En el desempate, Federer siguió sumando puntos fáciles con saques ganadores y se llevó consecutivamente dos puntos clave a pura defensa, libreto que no le es común pero que se vio forzado a aplicar y le dio rédito. Allí trepó hasta hasta 5-2 y enseguida tuvo sus primeros match points en 6-4. Pero de nuevo: perdido por perdido, Murray quemó las naves y empezó a buscar winners, con tanta potencia como éxito (en ese parcial acumuló 15 de sus 41 totales). Las chances, entonces, expiraron y el que de pronto se encontró set point a favor fue el británico. Y no perdonó.

En la cuarta manga, se reaplicó el guión del tercer parcial. Murray sin presión en la devolución y padeciendo cada juego de saque. Pero Roger no aprovechaba y el escocés sumaba confianza. El resumen de ello fue el segundo game de ese set, que duró 19 minutos y donde el británico tuvo que levantar cinco break points.

Y las chances seguirían pasando de largo para el suizo. De aquel 2/2 en los dos primeros parciales, a este 1/14 desde entonces. Y el camino podría haber tenido otro tiebreak, pero en su décima chance del set y con Murray sirviendo 3-4, Roger volvió a romper el saque del escocés. Nueva oportunidad, luego, de sacar para partido. Y otra vez algo de drama...

0-15. 0-30. Federer volvía a correr de atrás. Pero aquí terminaría el sufrimiento para el suizo. Con cuatro puntos en fila y un ace de cierre, Roger pegó otro gran grito en Melbourne y avisa que va por más. Por el N°1 del mundo, nada menos.

Rafael Nadal
Getty Images
Nadal se recuperó, venció a Dimitrov y avanzó a semifinales
Nadal también redondeó una gran victoria, aunque desde otro contexto: el español estuvo en serios aprietos con el búlgaro Dimitrov, pero lo dio vuelta y se metió entre los cuatro mejores de Australia, estirando a cada paso la diferencia en el ranking con Novak Djokovic, luego de la caída del campeón en cuartos a manos de Stanislas Wawrinka.

Nadal, con evidentes molestias por ampollas en la mano izquierda, volvió a jugar vendado y mostró gestos de dolor. Ya explicó el zurdo de Manacor que debe continuar con protección en su mano hábil puesto que, de lo contrario, le será imposible jugar como pretende. Y vaya si lo hizo, pese a todo, para remontar un partido épico.

El mallorquín tuvo altibajos, como su rival, pero sacó a relucir su categoría de N°1 para ser más oportuno en los momentos decisivos, cruciales, cuando se definen los sets. Falló por inexperiencia Dimitrov, que contó con tres posibilidades para obtener el tercer parcial y adelantarse 2-1, lo que teniendo justo enfrente a Nadal fue un pecado mortal.

El arranque fue todo un arsenal de tiros agresivos y ángulos por parte del búlgaro, siempre parecido en su estilo a Federer. Le quebró a Nadal en el segundo juego y luego se adelantó 3-0. Siguieron saque a saque y Dimitrov se llevó el parcial con facilidad, alentado por varios y ruidosos fanáticos de los que se quejó en más de una ocasión el español.

Ya el segundo capítulo fue distinto. Es que Nadal logró lo que no había podido en todo el primer parcial: quebrar a Dimitrov. Si bien luego el búlgaro recuperó el break, Nadal ya se mostraba más sólido y con respuestas a mano ante los recursos del rival. Así se fueron derecho al tiebreak, donde el español fue superior y se impuso por 7-3.

En el tercero, algunas irregularidades: Dimitrov tuvo un break-point en el cuarto juego, aunque Nadal logró mantener su saque e igualó 2-2. Y luego el español quebró en el quinto para tomar ventaja y enseguida ponerse 4-2. Pero el búlgaro se recuperó y rompió en el octavo para empatar 4-4, después de que, extrañamente, Rafa fallara dos drives fáciles y sumara una doble falta.

En pocos minutos, Dimitrov pasó de estar 2-4 a ponerse 5-4. Y en el duodécimo game dispuso de su primer set-point, con el español sacando 30-40, pero se equivocó con una derecha y se le escapó. Primera alarma para el búlgaro.

Con garra y mentalidad positiva, Nadal levantó y empató 6-6. Y fueron a otra muerte súbita. Allí dominaba el N°1, pero Dimitrov descontó y de pronto se puso 6-5, con otro punto para set, esta vez con su servicio: el búlgaro jugó un saque abierto al lado de la ventaja y arriesgó con un drive que lanzó afuera hacia el otro sector.

Después llegó el tercer set-point, otra vez, como en el primero, con servicio del español, que lo levantó con un gran punto para igualar 7-7. Luego Rafa quedó al frente y los nervios se apoderaron de Dimitrov, que falló una derecha increíble para ver cómo otro parcial se le escapaba en el desempate.

Ya en el cuarto, y tras un extenso segundo game, el de Manacor consiguió otro rompimiento y siguió perforando la mente de su rival, molesto por las grandes chances desperdiciadas. Nadal, con oficio, tomando riesgos, jugó a lo campeón y se llevó el triunfo con otro quiebre en el final. Fue el premio a su lucha y a saber jugar mejor cuando más se necesita hacerlo. Por eso pasó otra vez a semifinales.

El español, campeón en Melbourne en 2009, avanza entonces en su búsqueda de ser el primer hombre en conquistar al menos dos títulos en cada uno de los cuatro Majors desde que lo hiciera el australiano Rod Laver en la década del '60. Y pretende igualar la hazaña de 14 Grand Slam (segunda marca histórica), en poder del estadounidense Pete Sampras.

Enfrente tuvo a un jugador de enorme potencial, que debe asimilar este tipo de derrotas de cara al futuro. En su primera vez en los cuartos de un Grand Slam, estuvo muy cerca de dar otra gran sorpresa, pero le faltó pulso y saber controlarse.

Foto: Getty Images

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